La política de aumento de tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) -que tras la última decisión del órgano regulador de banca se sitúan en el 4,5%- no da tregua a los bolsillos de los españoles hipotecados incrementando su cuota mensual. Sin embargo, el ahorro acumulado durante los años de pandemia ha permitido que muchos de ellos puedan amortizar su hipoteca y así paliar los efectos de la política monetaria, aunque no sin que esto tenga efectos directos en el consumo y en la demanda de crédito. Así, según el estudio del equipo de ‘Research’ de Caixabank, el endurecimiento de la política monetaria ha hecho que «el consumo pierda fuelle, con un crecimiento del 7,4% interanual en el primer trimestre, un dato claramente por debajo del 11,6% del conjunto de 2022». En este sentido, el responsable de estudios de Asufin, Antonio Luis Gallardo, explica que se espera que «en algún momento se noten los efectos de la política monetaria y haya un ajuste en el consumo» y que «ese momento es posible que llegue a principios del año que viene», tras pasar las navidades, un momento en el que siempre se eleva el número de compras.Noticia Relacionada estandar No Así afecta la última subida de tipos del BCE a la firma de hipotecas Blanca Martínez Mingo La subida de tipos ha desacelerado la contratación de crédito para adquirir una vivienda Fuentes financieras consultadas por ABC afirman que la subida de tipos ha paralizado la demanda de crédito, tanto por parte de los hogares como de las empresas, que ahora se financian a través de fondos europeos -las segundas-, o por ahorro acumulado -en ambos casos-, pero no piden crédito ni buscan financiación en mercados. Uno de los factores que han afectado a la ralentización del consumo, ha sido la amortización de hipotecas: en total, según los últimos datos publicados por los bancos sobre el primer trimestre del año, se han amortizado 9.000 millones de euros entre los cuatro grandes (Santander, BBVA, Caixabank y Banco Sabadell) que afectan principalmente a hipotecas a tipo variable. El director financiero de Santander, José García Cantera, explicó que en el primer trimestre de 2022 se amortizaba en Santander España, de media, 60 millones de euros al mes, mientras que en el primero de 2023 la cantidad ascendió a 150 millones (1,5 veces más). Este aumento, según fuentes financieras, ha podido influir en la ralentización del consumo ya que, al gastarse en deuda, los usuarios no pueden dedicarlo a consumir. No obstante, representa un dato positivo para la seguridad financiera del país ya que aleja las posibilidades de incrementos en impagos y genera un colchón para los bancos. En este sentido, Gallardo explica que «es lógico que los clientes decidan reducir su deuda». Desarrolla además que «al tener ahorro acumulado y ver que el precio del crédito esta en continuo incremento ya no quieren tener tanta deuda». En la misma línea, el economista jede de BBVA ‘Research’, Miguel Cardoso, apunta que durante la pandemia «se acumularon unos 120.000 millones de euros (más o menos el 12% del PIB) en ahorro y muchos decidieron invertirlo en vivienda, llevando el número de compra de inmuebles a máximos desde 2012 en 2022, pero ahora la subida de tipos ha tenido el efecto contrario». Cardoso añade que los clientes que contrataron hipotecas lo hicieron en un contexto de tipos muy bajos, «cuando el crédito era prácticamente gratis» y que al amortizar, lo que han conseguido es «acercar sus cuotas a lo que pagaban antes de la subida».El empleo como factor claveLa economista del ‘thinktank’ Funcas, María Jesús Fernández, resume que «el ahorro de los españoles tiene un comportamiento muy cíclico. Es decir, sube en momentos de crisis y baja en los de crecimiento económico». Fernández detalla que este comportamiento del ahorro influye directamente en el consumo y se rige, en gran parte por el mercado de trabajo. Agrega que «creen que hay margen para que aumente el consumo en los próximos meses, porque la tasa de ahorro en el cuarto trimestre de 2022 y sobre todo en el primero de 2023 fue muy elevada, es decir, se generó un colchón importante. En cualquier caso, esta expectativa de que el consumo se sostenga en los próximos meses está condicionada a que el empleo siga aguantando bien. Si de repente se empezase a destruir empleo, este análisis cambiaría por completo». El resto de analistas coinciden con Fernández, y reiteran que lo que pase con el consumo depende del empleo. Reducción bruscaOtras fuentes añaden que, aunque consideran que el consumo no se va a agotar, el ahorro acumulado ha sufrido una reducción muy brusca este año y confirma que en gran parte se debe a la reducción de la carga de intereses, aunque otra gran parte ha ido dirigida al gasto producido en los meses de vacaciones. Cardoso coincide con este análisis, aunque cree que a pesar del incremento en el consumo durante los meses de vacaciones «no ha drenado totalmente el ahorro». El último informe del Banco de España sobre proyecciones macroeconómicas de la economía española apunta que el consumo de las familias habría avanzado durante el tercer trimestre, impulsado, fundamentalmente, por las actividades de ocio y turismo. Así, por ejemplo, los datos de comercio minorista referidos al mes de julio muestran que el componente ‘Ocio y otros bienes’ explica casi la mitad del incremento del índice general en ese mes. El informe indica también que «el ritmo de crecimiento del consumo privado entre julio y septiembre -también de cara a los próximos trimestres- será, previsiblemente, inferior al registrado entre abril y junio del 1,6%», y que «el dinamismo de este componente de la demanda aún estaría condicionado de forma apreciable por el endurecimiento de las condiciones financieras y por la pérdida de poder adquisitivo que los hogares han acumulado en los últimos trimestres».El Banco de España explica también que «la creación de empleo se habría ralentizado en el conjunto del tercer trimestre, tras el elevado dinamismo mostrado en los primeros meses del año». En cuanto a sus previsiones, «el empleo mantendrá un dinamismo elevado este año (con un crecimiento del 2,6 % en términos del número de personas empleadas), para desacelerarse en los dos años posteriores.